27 de febrero de 2016

Lo que podemos aprender de Marketing gracias a Deadpool

Este mes de febrero se estrenó la película de Deadpool, uno de los “antihéroes” más reconocidos por los seguidores de los comics y del Universo Marvel y por tanto, uno de los filmes más esperados desde el auge de las películas de Súper Héroes. Sin embargo, más allá de lo buena o mala que pudiera ser (a mí en lo particular me gustó bastante), hay mucho que aprenderle de Marketing a este mercenario rojo.




¿Qué le podemos aprender de Marketing a Deadpool?



Empecemos analizando el éxito que ha alcanzado esta película superando por mucho las expectativas.

Deadpool tuvo un presupuesto para su realización de 58 millones de dólares, muy bajo si lo comparamos con el costo de producciones como Avengers: La Era de Ultron la cual alcanzó los 250 MDD. Sin embargo, logró recaudar 135 MDD en tan solo su primera semana en Estados Unidos. 

Esto resulta sorprendente para una película que tardó 10 años en ver la luz y que estuvo a punto de no hacerlo a no ser por la insistencia de su protagonista Ryan Reynolds y de una acción “fortuita” al filtrarse material de prueba de la película.

¿A qué se debe éxito de Deadpool?


En un principio 20th Century Fox tuvo muchas dudas en sacar la película manteniéndola en el tintero desde el año 2005, más aún cuando Deadpool tuvo un intento de aparición muy fallido en la película de Wolverine: Orígenes. Además de no ser personaje típico de Super Héroes que ya han demostrado cierto éxito. 

Deadpool no es millonario ni inteligente como Batman o Iroman; no está en pos de la justicia como Súperman o el Capitán América; y mucho menos es un buen vecino como Spiderman. Simplemente se trata de un mercenario desfigurado, sumamente ágil y con una súper capacidad de auto-sanación.


Entonces ¿qué es lo que hace especial a Deadpool?


Precisamente eso: es todo lo que un héroe, en teoría, no debería ser. Por tanto rompe con el paradigma del personaje buscando la justicia y salvar al mundo. Su interés es más egoísta: sólo quiere vengarse de quienes lo convirtieron en un monstruo desfigurado y tratar de que el responsable lo “arregle”.

Y toda la acción se lleva a acabo acompañada de su humor ácido y rompiendo la cuarta pared, convirtiendo al público en parte de la acción. Estás características fueron muy bien aprovechadas durante la película y toda su publicidad.

Un punto importante fue que Ryan Reynolds mantuvo una fuerte convicción para que a la película se le otorgara la clasificación R, lo que le daría mayor libertad creativa para explotar la groserías y lo sanguinario del personaje.

La publicidad de Deadpool siguió el mismo tono del personaje, fue irreverente, con el humor ácido y sobretodo, involucrando al público en todo momento al romper la cuarta pared.

Pero todo esto no hubiera sido posible sin la ayuda del público otaku de Deadpool. Este término, como dice Seth Godin en su libro La Vaca Púrpura, describe aquello que resulta más que un hobby pero menos que una obsesión. Es decir, son aquellos que esperaban con ansias su película y se convirtieron en sus transmisores. Compartieron todo lo que salía de ella o platicaron sus amigos del personaje. De hecho, gracias a este público Deadpool pudo tener su debut cinematográfico (el de Wolverine: Orígenes definitivamente no cuenta). 

A principios del año 2014 Ryan Reynolds realizó un corto animado de prueba para que la 20th Century Fox pudiera plantearse como sería el personaje, sin embargo, ellos la rechazaron. Este material de pronto se “filtró” en la red y fueron los otakus quienes se encargaron de viralizar y presionar para que el filme se hiciera realidad. Esto al fin le dio a entender a 20th Century Fox que existía un público bastante hambriento por una película del bocón mercenario.

En conclusión, lo que podemos aprenderle de Marketing a Deadpool es...


Conecta con tus otakus, los primeros consumidores quienes se encargarán de transmitir tu producto, algo que sus creadores supieron hacer perfectamente incluso antes de comenzar a filmar. 

¿Qué pasaría si FOX decidiera crear un Deadpool más apto para la mayoría del público incluyendo a los niños?

Simplemente quienes no lo conocen no mostrarían ningún interés en verla ya que no es un personaje popular como Spiderman. Mientras que los otakus de Deadpool se decepcionarían al no presenciar al verdadero personaje que ellos aman, el que sale en los comics.

De hecho, el error al crear el Deadpool de Wolverine: Orígenes fue que le quitaron todo lo que lo hace diferente. Este no usaba un traje rojo y ¡Le cosieron la boca! Matando definitivamente toda su esencia. Por eso, la gente ni siquiera lo toma en cuenta como un Deadpool real a pesar de que también fue encarnado por el propio Reynolds. Por fortuna supo como reivindicarse de este tropezón y de paso por el de Linterna Verde. 

Entonces, si tienes un producto o servicio diferente, no quieras modificarlo para agradarle a la mayoría, ya que podrías ahogarte en el mar de propuestas iguales que ya existen en el mercado. Mejor encárgate de buscar a aquellos consumidores que estén dispuestos a probar y hablar de aquello que ofreces. Al final, ellos mismos podrían hacerte llegar a un público más amplio sin que pierdas lo extraordinario.

Eso es todo ¿Qué te pareció? ¿Crees que se le puede aprender algo más de Marketing a este singular personaje de Marvel? Déjalo en los comentarios



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